miércoles, 19 de junio de 2013

La misma piedra.

Las piedras con las que tropiezo,
  acabarán siendo camino. 
"María Isabel GS"

Podemos caminar descalzos, 
ennegreciendo las suelas de los zapatos
que lanzamos lejos
para no dejar más huellas. 

Agrietar tanto los pies como el alma,
mientras afilamos adoquines y los colocamos
en el centro de la senda. 

Podemos tropezar con la piedra, 
girarla,
darle la vuelta a todos los conceptos adquiridos.

Agarrarla y lanzarla al mar de dudas
que nos acompaña en cada travesía. 
Quitarnos la ropa, 
sumergirnos y recuperarla. 
Encharcarnos los pulmones
y cargar con ella a la espalda. 
Ahogarnos por no aguantar su peso, 
mientras nos partimos las vértebras en su honor. 

Pesar las cicatrices y redibujar sus formas. 
Tatuarnos a la piedra o desgarrarnos las rodillas.
Reafilarla. 
Cortarnos las venas con ella. 
Reventar de un golpe. 

Sabemos hacer malabarismos con la piedra.

Podemos jugar, patear, volver a lanzarla al mar y que ésta vez no se sumerja. 
Que baile eternamente sobre la superficie salada creando círculos concéntricos de los que nosotros, 
no saldremos. 

Destrozarla y con los pedazos, 
inventarnos un camino. 

No olvidar que si tropezamos es
porque estamos sobre ella. 
Y que esa piedra puede ser 
nuestro destino. 



3 comentarios:

  1. Esa mezcla entre Marisa y tú es mucho más que una inspiración.
    Qué más se puede pedir.

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  2. Bueno, si un camino muy pedregoso. Besos.

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  3. Yo llevo la piedra atada a mis pies, a veces con grilletes otras con cuerdas que me levantan del suelo.
    La morena fresquita sigue esperando en el frigorífico a que la reclames ;)

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