jueves, 18 de septiembre de 2014

Pánico

Dile al destino
que no quiero baladas.
Dejar de tropezar con piedras,
para que coloque
un muro de contención
en la senda que recorres.

¿Ves ese camino?

Estaba a rebosar de espinas,
y matorrales
con tendencia al desgarro.
Adoquines afilados
y algún que otro clavo
ardiendo.

Pero sacaste brillo.

Arrancaste de cuajo los rastrojos
con las manos ensangrentadas.

No importan las heridas si el fin justifica los miedos. 

Es peor.

Es terror a no agarrar tu mano.
Pánico al olvido.
Es un no querer que te vayas,

observándote desde el otro punto del planeta.

Dile al amasijo de nervios de mi estómago,

que hay vida después de la suerte. 

Dejé de buscar tréboles

de cuatro espinas
y sin embargo, 

cuando la guerra termina
yo
siempre invento otra.

sábado, 13 de septiembre de 2014

Diles que no necesito
dos hielos,
para alcanzar el desequilibrio. 

Que tengo un vaso

a rebosar de ganas de
y bolsas bajo los ojos
que dejan mejor sabor para. 

Detente,

las manos en alto
pero siempre cerradas.
Cargadas de motivos
y que no importe el rumbo. 

Piérdete,

gira sobre ti
o debajo de cualquier noche. 
Pero no pierdas los impulsos.
 

Salta,
no importa la altura 
si no rozan tus pies con el suelo.

Y recuerda: las turbulencias
son un síntoma
de estar volando.
Y nunca dejes de agitar
tus balas.

miércoles, 10 de septiembre de 2014

Derecho al olvido

Tengo un amasijo de dudas
clavándome sus uñas.
Una obra sin precedentes,

asfixiándome. 

Todo empieza porque algo acaba y así
,

revoloteamos bajo el mismo cielo
como queriendo evitar
el impulso de escribir
una nota de suicidio. 

Verás, 
las oportunidades que no tuviste
no tumban el cúmulo de caricias 
que te he dado. 

¿Sabes? No te pediré nada

porque hay gestos que traducimos
de distinto modo.

Ni los mejores genios llegan a la misma solución
porque parten de bases teóricas
distintas. 


Yo también tengo memoria,
y un instinto atroz 
al que a veces no logro amansar 
ni emitiendo las mejores sinfonías. 


Toda la culpa la tiene mi voz. 
Pero escucho, no lo olvides. 

Mi cabeza alberga
una concentración de energía
próxima a la implosión.
No es tan fácil 
como dejar carpetas vacías,
eliminar espacio en el disco blando. 


No se si merecemos el derecho al olvido,
pero es un despropósito
que una serie de seres ranciosnales 
se atrevan siquiera a decidirlo. 

Si quiero no lo olvidaría 

y si no quiero olvidarlo, 
no recordaría 

nada más lejos
que tus labios.